martes, 7 de octubre de 2008


¿Tienes alguna alegría que comunicarme?¿Porqué no me haces partícipe de ella por lo buen amigo tuyo que soy? Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, te ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizás has tenido alguna sorpresa agradable; quizás se han disipado algunos recelos; quizás has recibido buenas noticias, una carta, una muestra de cariño; quizás has vencido una dificultad o salido de un apuro... Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado.¿Por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente como un hijo a su padre: gracias padre mío, gracias? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido.

No hay comentarios: